jueves, 24 de febrero de 2011

Gallocanta. Grullas 2011.

La laguna de Gallocanta se encuentra en medio del Sistema Ibérico, en una planicie a 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar.Se trata de una gran depresión de tipo endorreico-estepario que empezó a formarse a finales de la Era Terciaria (hace unos 2 millones de años), y siguió desarrollándose durante toda la Era Cuaternaria.
La laguna de Gallocanta tiene un área de 14,4 km², con una anchura máxima de 2,8 km por 7,7 km de largo. Con una capacidad máxima de 5 hm³, la profundidad de sus aguas suele ser de 45-50 cm, aunque en época de aguas altas puede llegar hasta los 2 m.
La laguna es sobre todo un lugar de paso para las aves que se mueven entre las zonas de cría noreuropeas y las zonas para pasar el invierno del sur de España o del norte de África. Pero nos encontraremos también con aves que la utilizan como lugar de destino en invierno o para nidificar en los meses estivales.La procedencia de estas aves es bien diversa (desde Francia y Países Bajos, hasta Islandia, Países Nórdicos e incluso Siberia). Esta diversidad también afecta a las especies que participan en este rito anual. Hacia finales del invierno o comienzos de la primavera, las aves inician su viaje en dirección norte hacia las áreas de nidificación. Por el contrario, desde el verano hasta el comienzo del invierno las aves invierten su recorrido en dirección sur, hacia sus áreas de invernada para pasar allí los meses más fríos del año.

Desde el mes de octubre hasta finales del mes de marzo, la laguna de Gallocanta se convierte en un lugar privilegiado para aquellos amantes de la naturaleza que quieran observar y escuchar a mas de 40.000 grullas en sus trasiegos diarios por la laguna y sus alrededores.

El gobierno de Aragón gestiona tres hides fijos en los que previa reserva y pago de tasas, se puede entrar durante un día completo a observar y fotografiar a estas aves.
Los hides dobles están especialmente diseñados para fotógrafos profesionales o aficionados que quieran acceder a ellos para realizar sesiones fotográficas de este espectáculo natural. Se permite que las personas que tengan la reserva de los hides, la noche antes de la sesión, ceben los alrededores con grano para que las grullas se acerquen a comer al día siguiente. En muchos casos no es necesaria la ceba ya que al estar los puestos continuamente ocupados, la comida se acumula de unos días a otros.

Este año decidimos hacer una sesión en Gallocanta y previa reserva del hide, el pasado domingo 6 de Febrero nos tocaba el turno de pasar 12 increíbles horas fotografiando a estas bellezas aladas. El hide A no pintaba muy bien el día anterior y su ocupante con el cual pudimos mantener una conversación mientras abandonaba el hide, nos comentaba que las grullas no se habían acercado lo suficiente como para fotografiarlas con garantías. Por el contrario el hide B y C había estado todo el día rodeado de grullas a pocos metros de los objetivos de sus ocupantes.
El desanimo nos pudo por momentos pero teníamos la confianza de que la suerte se pusiera de nuestra parte al día siguiente.
Ya de noche cerrada despedimos al ocupante del hide y comprobamos que el que sería nuestro hogar al día siguiente, se encontraba en perfecto estado. A oscuras colocamos las telas en las ventanas y dejamos algunos trastos de poco valor para que al día siguiente la caminata hasta el escondite fuera más liviana.
Los compañeros de los hides adyacentes también preparaban el lugar y ayudados de frontales y linternas cebaban los alrededores con la esperanza de que las grullas se acercasen al día siguiente por las inmediaciones de su escondite.

Al poco, abandonamos el lugar y nos fuimos a descansar aunque antes había que repasar el equipo para que a la mañana siguiente todo estuviera en orden y evitarnos algún susto de última hora.
A las seis de la mañana del día siguiente sonaba el despertador y con las legañas aun en los ojos salíamos de nuestro cálido hostal a la fría madrugada que pronto despuntaría en un esplendido y soleado día.

Con los huesos entumecidos por el frío, llegamos al centro de interpretación de la laguna donde dejaríamos el coche y desde donde parte un camino hacia los hides que tendríamos que recorrer a pie. Bien pertrechados contra el frío helador dejamos el coche y nos pusimos a caminar en la oscuridad de la noche buscando entre las sombras el escondite donde pasaríamos unas largas 13 horas. Al poco ya nos encontrábamos dentro de la caseta preparando el material y esperando a que la salida del sol nos trajera cerca a ese grupo de grullas que ya empezaban a despertar en la helada laguna.


Aun con el suelo blanquecino por la escarcha, el primer grupo de grullas llegó junto a nosotros y la cámara empezó a disparar en el preludio de lo que sería un día cargado de instantáneas de vuelos, peleas, cantos… de sensaciones y momentos únicos que solo se pueden observar en lugares como este donde la concentración anual de estas bellezas hace que una extensión de pastos agostados por el frío, se convierta en un vergel de vida donde resuenan por todos los rincones el canto de las grullas.


Durante todo el día los hides vecinos estuvieron rodeados de aves pero en el que nosotros nos encontrábamos, solo esporádicamente algunos grupos se acercaban a distancias suficientes como para hacer algunos primeros planos. Sin embargo el problema de aislar individuos no suponía una tarea costosa al tener grupos dispersos a nuestro alrededor.



Sobre las seis y media de la tarde los cientos de aves que rodeaban nuestros escondites, levantaban el vuelo en un espectáculo digno de admirar. Las siluetas en movimiento de las miles de grullas levantando el vuelo era un confuso pero admirable derroche de belleza. Al poco tiempo los grupos que se alimentan lejos de la laguna emprendían el regreso y pasaban sobrevolando los hides en sus típicas formaciones en “V” y entonando su típico canto en el cielo.


Aprovechando estas últimas luces hice unas instantáneas de los paisajes que nos rodeaban y dimos por finalizado un maravilloso día rodeados de grullas en un lugar tan especial como es la laguna de Gallocanta.


El año que viene si todo va bien repetiremos experiencia a sabiendas de que Gallocanta no defrauda y aunque las grullas no siempre se acerquen como nos gustaría a nuestros objetivos, la mera sensación de estar integrados en el paisaje y poder observar sin molestias el comportamiento de estas aves migratorias ya merece la pena cualquier esfuerzo o sacrificio.

Os dejo el teléfono de la oficina de gestión de la laguna por si para el año que viene os animáis a visitar Gallocanta. 978 734078.

Todas las imágenes son propiedad del autor. Queda prohibida su reproducción y uso sin consentimiento previo del mismo.
Equipo: Nikon D300s, 70-300Vr, Tripode Manfrotto, Hide fijo Gallocanta

5 comentarios:

  1. Una maravilla de articulo, sobre las grullas y una envidia "no sana" ja,ja,ja, de poder haber tenido una experiencia como esta. Felicidades por tan maravillosas fotos.

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  2. Hola Daniel! Muy buen artículo sobre Gallocanta! Tanto el texto como las fotos son de gran calidad. Gran trabajo y mucha información interesante y útil. Un abrazo.
    Diego

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  3. Mira por donde, que no hay mal que por bien no venga, al tener menos grullas acumuladas delante del objetivo, no tubísteis el problema de dejar animales cortados en los perímetros de las fotografías. Buenas tomas.
    Un saludo.

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  4. Magnífico reportaje Daniel,con unas imágenes de gran calidad y dinamismo.Y como es norma en tus trabajos,con interesantes relatos e informaciones que te hacen vivir las experiencias muy de cerca.Felicidades por todo ello Daniel.
    Estuve en Gallocanta unos dies después,del 23 al 26 de Febrero,con la fortuna de poder contemplar escenas como las de tu relato, además del inicio del viaje migratorio hacia el Norte,que empezó justamente el 23/2 y siguió durante los dias que permanecimos allí.
    Espectáculo inolvidable que espero repetir otro año.Ya seria bueno que coicidiéramos en alguna de estas aventuras.
    Un fuerte a brazo Daniel y de nuevo,mi admiración por tus cuidados trabajos.Todo un ejemplo.

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  5. Quillo valla peazo de reportaje, la verdad es que te lo montas del car... quien pudiera, maravillosas las fotos y tambien tus relatos esres un mostruo.
    Enhorabuena por tu nueva adquisición que ya veo que esta dando buenos resultados.
    Un abrazo
    P.D. que sepas que sigo esperándote

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