martes, 24 de noviembre de 2009

Grullas en el Alcudia.

A mediados del mes de octubre estas maravillosas aves nos deleitaban con sus vuelos y sonidos en un espectaculo que se repite año tras año en muchos lugares de la geografía española.


La migración empezaba y tras pasar los pirineos, las grullas llegaban a sus cuarteles de invernada distribuidos por nuestra geografía. Gallocanta, entre las provincias de Teruel y Zaragoza, Las Tablas de Daimiel en la provincia de Ciudad Real, las dehesas de la Campiña Extremeña en el sur de Badajoz y El Valle de Alcudia en el sur de la provincia de Ciudad Real, son muchos de los lugares donde la Grulla común, decide pasar estos meses del año.


Este último paraje, El Alcudia, es una plana extensión mantenida hoy dia para la ganadería y que constituye un inconmensurable pastizal, de paisaje similar a los encinares extremeños.
El Valle de Alcudia es una de las zonas menos pobladas de la Peninsula, un hab./km2. Un mundo decrépito y semiabandonado, unos campos entregados al pastoreo tradicional y a cotos de caza, un paraíso ecológico, sumido en una decadencia imparable.


Los ganaderos de la zona dicen que cada vez hay menos grullas en el valle y que cada vez hay mas buitres que buscan alguna res decrépita, de las miles que pastan en el páramo.

Este año, el otoño está siendo realmente seco, y creerme cuando os digo que este enorme pastizal, hoy dia es un desierto pedregoso y polvoriento, en el cual algunas atrevidas grullas buscan a duras penas su ración de comida diária.
Cuando en esta época, cientos de grullas deberían inundar los pastizales del Alcudia con su canto, hoy dia son pocas las que eligen el valle como comedero, y muchas las que han decido cambiar ese comedero por otros de bufet libre, como los maizales que tanto daño hacen a nuestros acuiferos.


No quiero prodigarme en denuncia por que quizas me equivoque y solo sea un espejismo a mis ojos inexpertos, pero si diré que uno de los sitios mas arraigados en la invernada de estas aves, hoy por hoy es un secarral donde para encontrar una grulla es necesario buscarlas con lupa, recorrer malcuidados caminos, sortear vallas y miradas asesinas de algún ganadero.

No se si todo esto se deberá a los cambios de cultivo, a los cambios en las tradiciones en el pastoreo, al uso ganadero intensivo o extensivo, a la perdida de habitat naturales, a la degradación de la dehesa, no soy un experto ni me toca decidir eso, pero aun recuerdo cuando hace poco las lindes de la carretera del Alamillo se llenaban de elegantes bandos mientras otras pocas dibujaban en el cielo las tan peculiares formaciones en V. Hoy lo que mis ojos han visto no es lo mismo. Repito que hablo desde mi humilde conocomiento y desde la opinión de un aficionado que busca y no encuentra lo que antaño era facil por numeroso.
Las noticias tampoco son alagueñas y pronostican cambios a medio plazo para la especie. Estas noticias,nos llegan con cuentagotas por que al parecer interesan poco o son de menor calado para la sociedad que nos toca vivir, y nunca salvo catastrofe son portada de ningun diario popular.


En fin, quizas sea la hora de un tercer intento para salir del pesimismo, o quizas dentro de algún fin de semana, cuando vuelvan las esperadas lluvias, sea el momento de volver a intentar fotografiarlas, quizas entonces me tenga que tragar las palabras aqui escritas y decir que todo es como era y que ha sido una falsa alarma...quizas.

Por mi parte seguiré intentandolo y exponiendo mis resultados. Hasta el momento es esta, mi humilde opinión, con lo único que cuento.

Todas las imágenes de este artículo están realizadas por su autor. Quedan reservados todos los derechos.
Equipo: Olympus E-510 y objetivos Zuiko 70-300mm y 14-42mm.

1 comentario:

  1. Bueno. Creo que tu jornada de grullas no fue tan pesima como decías... A mí personalmente me parecen estupendas estas fotografías además del texto, sumamenta acertado y concientizador.

    Saludos

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